Rama ecológica

Rama ecológica

Plantación de pastos marinos como depósitos naturales de carbono

Desde hace algunas décadas, los humanos producen más carbono del que el mundo puede almacenar y procesar por medios naturales. Por lo tanto, los niveles en nuestra atmósfera están aumentando, provocando todas las reacciones conocidas del cambio climático.
Para afrontar, e incluso reducir esos niveles crecientes de
carbono, la naturaleza ofrece un mecanismo de conservación
ideal: Las plantas almacenan carbono en sus fibras y raíces y, al mismo tiempo, producen oxígeno durante la fotosíntesis (depósitos naturales de carbono).

En el océano, el pasto marino mantiene la biodiversidad, ya que en él habitan cientos de pequeños animales. Además, actúa como un crítico e increíblemente eficiente depósito de carbono. De hecho, algunas especies de pastos marinos son 35 veces más
eficaces para atrapar dicho elemento que los árboles de la selva tropical. Lo almacenan durante cientos, incluso miles de años, siempre que el lecho marino y las raíces se mantengan intactos.

Reparar y replantar este hábitat vital es una de las soluciones más eficientes para reducir las emisiones y combatir el cambio climático. Esto representa un punto clave en la restauración de este planeta azul y en el trabajo de la fundación Our Footprint Foundation.

Coral de dedos [Porites furcata]

Día 1 en el jardín de corales

Mismo coral después de 10 meses, listo para ser replantado.

Recrear hábitats ya perdidos

Cuando los corales crecen, conservan el carbono en su esqueleto (depósito natural) y, por tanto, influyen directamente en su degradación. También realizan la fotosíntesis, que produce oxígeno. Además, forman barreras submarinas que protegen a la costa de la erosión. Para tener el mayor impacto posible, combatimos la pérdida de arrecifes de coral debida al cambio climático creando jardines de corales en los que volvemos a cultivar corales más resistentes.

Cuando un coral se rompe, se estimula su crecimiento. Esto puede compararse con el crecimiento de la piel humana tras sufrir un corte. La piel de la herida crecerá mucho más rápido de lo habitual.
Con una técnica científicamente comprobada y adecuada se puede, en un período tan breve como 9 a 12 meses, regenerar corales de tamaño equivalente a incluso 10 a 15 años de edad.